Por Joao Villagrán, Profesor de Química y Ciencias. Licenciado en Educación, Magister en Química.
Las primeras prácticas sistemáticas en un laboratorio, tal como las conocemos hoy en día se atribuyen principalmente a Antoine-Laurent de Lavoisier, un químico francés, que a finales del siglo XVIII postuló la ley fundamental de la química “Ley de la conservación de la masa”.
Lavoisier es considerado el padre de la química moderna y llevó a cabo experimentos fundamentales en el laboratorio. En la actualidad se traducen en una herramienta de vital importancia para comprender la química.
Lavoisier fue un científico que enfatizó la importancia de la observación cuidadosa, el registro preciso de datos y la realización de experimentos controlados para estudiar las reacciones químicas y entender mejor los fenómenos relacionados con la materia y la energía. Sus experimentos sobre la combustión, la descomposición del agua y la formación de ácidos son solo algunos ejemplos de sus contribuciones a la química.
Además de él, otros científicos como J. Dalton y J. Proust también realizaron prácticas y experimentos en laboratorio aportando nuevas metodologías de trabajo, pero el enfoque sistemático y científico en el laboratorio comenzó a desarrollarse más ampliamente durante la Revolución Científica, el “Siglo de las luces”.
Desde entonces, el método científico y las prácticas en el laboratorio han evolucionado y se han convertido en una parte fundamental de la investigación científica en diversas disciplinas.
En esta oportunidad los alumnos de 7° Básico del Colegio Alemán de San Felipe, como de costumbre, realizaron diferentes metodologías para separar sustancias utilizando procedimientos y técnicas que son el legado del trabajo que dejaron los científicos. Hay que reconocer que la experimentación en el laboratorio es una poderosa herramienta pedagógica para el aprendizaje y algunas de las razones son:
El trabajo práctico permite a los estudiantes aplicar directamente conceptos teóricos aprendidos en clase, lo que refuerza la comprensión de las diferentes temáticas.
Fomenta el pensamiento científico, debido a que la experimentación requiere que los estudiantes planteen hipótesis, diseñen experimentos, recolecten datos y realicen análisis, aumentando la curiosidad y la habilidad para resolver problemas, habilidades que son esenciales para la educación.
También hay que destacar que las habilidades prácticas que aprenden, son muchas veces metodologías que abarcan también el manejo de equipos y procedimientos de seguridad. Estas habilidades no solamente son útiles para el estudio de las ciencias, sino que también son transferibles a otras áreas de la vida y trabajo.
Otra área importante para destacar es la motivación e interés, ya que la experimentación suele ser entretenida y emocionante para los estudiantes. Esto puede aumentar su motivación y curiosidad por la ciencia y fomentar el interés por la asignatura o las ciencias experimentales.
Las experiencias de laboratorio también pueden ayudar a los estudiantes a corregir conceptos erróneos o malentendidos sobre ciertos fenómenos científicos. Al ver los resultados reales de un experimento, pueden comprender mejor los principios detrás de los fenómenos naturales.
Y finalmente es importante destacar el trabajo en equipo, ya que los estudiantes a menudo colaboran para planificar y realizar experimentos. Esto les enseña a comunicarse, compartir ideas y trabajar en armonía con sus compañeros.
En conclusión, la experimentación en el laboratorio es esencial para el aprendizaje pedagógico en ciencias como la química. Proporciona una experiencia práctica, fomenta habilidades científicas y promueve un enfoque activo y práctico para el aprendizaje. Los laboratorios son lugares donde los estudiantes pueden descubrir, explorar y aplicar sus conocimientos, lo que enriquece significativamente su educación científica.